domingo, 20 de enero de 2008

El buen aprendizaje requiere dormir bien.

¿Cuántas veces nos habrán repetido la frase de no dejar todo para el final y que no hay que matarse a estudiar la noche previa a un examen?

La pregunta es: ¿entonces por qué tantos estudiantes hacen (hacemos) lo opuesto? Seguro que tanto repetir y repetir hasta último momento algo se quedará. Sin embargo, lo que hayamos aprendido se olvidará rápidamente. Una cosa es memorizar una serie de cosas y otra distinta es entender bien y aprender cómo una serie de hechos se interrelacionan entre sí, y por tanto tener una visión global del conjunto. No basta con conocer las piezas del puzzle, hay que saber cómo encajan unas con otras.

Un estudio muestra que la memoria relacional depende de que existan descansos en el aprendizaje y, más importante aún, que se duerma bien por la noche. Es decir, un sueño adecuado ayuda a fijar contenidos en la memoria.

Robert Pardo Silva, psicopedagogo y lingüista, dice que podemos aprender mejor y estaríamos más activos en nuestro aprendizaje si tuviéramos un sueño reparador, que se ajuste a nuestras necesidades. La cantidad de tiempo de sueño necesaria varía de una persona a otra, pero por lo general oscila entre las 6 y 9 horas.


Experimento:

En la Universidad de Lubeck, los científicos enseñaron a dos grupos de estudiantes distintas secuencias de digitación. Uno de los grupos se fue a dormir de inmediato, mientras que el otro permaneció ocho horas despierto. Al día siguiente, los estudiantes volvieron a ser examinados. Los que habían dormido de inmediato ejecutaron las secuencias un 35% más rápido y cometieron un 30% menos de errores que los que esperaron las ocho horas.

Los científicos repitieron el examen un día después, tras una noche de descanso, para ver si el menor rendimiento del segundo grupo se debía al cansancio. Y se llevaron la sorpresa de que la diferencia entre ambos grupos continuó. ¿El motivo? Al parecer, el sueño es importante para almacenar los recuerdos de la práctica, pero que hay que dormir dentro de cierto período crítico. Es decir que lo ideal es entrenarse e ir a dormir inmediatamente después.

Los investigadores subrayan que no se puede considerar el sueño como una fuente mágica de sabiduría, sino que para que pueda abrir las puertas del conocimiento y de la comprensión es necesario que se haya planteado y reflexionado sobre la cuestión a resolver antes de saludar a la almohada.

Fuentes: Neofronteras; Clarín.

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